Los ataques registrados en los últimos tiempos, lejos de ser
incidentes aislados, forman parte de una espiral de violencia, estigmatización
y represión al campo popular que crece desde que Mauricio Macri asumió como
presidente. Las primeras evidencias fueron la represión policial contra los
trabajadores de la avícola Cresta Roja en Ezeiza, los municipales despedidos de
La Plata y la detención ilegal y arbitraria de Milagro Sala en Jujuy. La
segunda, la campaña de difamación sistemática contra los estatales que salieron
a defender su laburo y fueron echados de la administración pública con el argumento
de ser “ñoquis, vagos y militantes”. En paralelo, “el cambio” llegó también al
Poder Judicial, con fallos que amplían el poder de fuego (y de tortura) de las
fuerzas de seguridad, como la reciente autorización a la Policía Metropolitana
pasa usar pistolas Táser y el pedido del DNI a cualquier persona que camine por
la calle.
La secuencia de episodios de violencia ocurridos en los
últimos días contra organizaciones políticas, sociales y sindicales es
elocuente:
1) El 1º de marzo los periodistas Gustavo Luna y Gabriela
Farías y el reportero gráfico Alejandro Lorda fueron víctimas de tratos
violentos y atropellos, como interceptar y retener al fotógrafo sin razón
alguna por parte de agentes de la Policía de San Luis cuando realizaban la cobertura
periodística para El Diario de la República de la detención del intendente de
La Calera, Diego Lorenzetti.
2) En la madrugada del sábado, un local de La Cámpora de Mar
del Plata recibió cinco balazos provenientes de un arma de guerra, según determinó
el peritaje. Por fortuna, nadie salió lastimado.
3) Otro local partidario, en este caso de Nuevo Encuentro de
Villa Crespo, fue baleado con cuatro disparos de plomo el sábado a la noche. Ocurrió
en el marco de la inauguración de la unidad de base. Dos mujeres, de 19 y 31
años, fueron heridas en sus brazos pero están fuera de peligro. Podría haber
sido una tragedia.
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Foto: La Izquierda Diario |
4) En Mendoza, una patota atacó e hirió a militantes de ATE,
entre ellos su secretario general Roberto Macho. El gremio protestaba contra los
despidos de empleados del Casino de Mendoza en la Fiesta Nacional de la
Vendimia. La policía dejó la zona liberada.
5) Los docentes de Santiago del Estero fueron reprimidos y
dos de ellos, detenidos (foto). Un dirigente sindical fue acuchillado mientras hacía dedo.
6) Los trabajadores de la empresa alimenticia Menoyo fueron
atacados con una picana por un barrabrava que responde a la patronal.
El punto cúlmine de esta orientación política fue la
creación y puesta en marcha por parte de la ministra de Seguridad, Patricia
Bullrich, del denominado “Protocolo de actuación de las fuerzas de seguridad
del Estado en manifestaciones públicas”, con el claro objetivo de reprimir las
protestas de quienes padecemos el ajuste y las medidas económicas implementadas
por macrismo. Incluso compañeros y compañeras de nuestro naciente SiPreBA
sufrieron en carne propia el nefasto “protocolo antipiquetes” el jueves pasado
al recibir intimidaciones por parte de la policía en la marcha que realizamos
desde el Obelisco hasta Plaza de Mayo en apoyo a los compañeros del Grupo 23.
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