22 de octubre de 2014

Carta abierta de los trabajadores de Publiexpress a la patronal

El reciente despido -injustificado, arbitrario, intempestivo- de la compañera Laura Pineda, empleada periodística administrativa con 18 años de antigüedad en la empresa, viene a coronar un ataque contra los trabajadores que lleva más de un año, tiempo en el que ustedes han acelerado el proceso de ajuste iniciado años atrás. Desde 2011 a la fecha han despedido a seis compañeros, todos sin causa justificada y en áreas donde ya de por sí escaseaba el personal. Cuatro compañeros en Fotografía, uno en Producción, y el último despido de la compañera mencionada, la semana pasada. En ningún caso contrataron ustedes reemplazo alguno para esos puestos vacantes. A su vez, dos compañeros de Diagramación se acogieron al retiro voluntario este año. Uno no fue reemplazado y en el otro caso optaron por contratar un trabajador de tiempo parcial.

Lo mismo sucedió en la redacción de Pronto, la revista más vendida del país, cuyo staff de redactores se redujo a comienzos de este año de 7 a 6 trabajadores luego del pase de un compañero a otra revista de la Editorial. Para los reemplazos -cuando tenemos la suerte de que sucedan- se ha generalizado la modalidad de contratos part time, práctica que comenzó a implementarse de a poco pero de manera sostenida en el tiempo en varias publicaciones de la Editorial. Hoy, y en menos de dos años, los trabajadores de tiempo parcial ya suman 6 en una plantilla que realiza cinco revistas con menos de 60 personas. Así, los despidos o retiros voluntarios dejaron puestos de trabajo sin cubrir o cubiertos a medias y, en consecuencia, las tareas se recargaron en el resto los trabajadores sin que por ello ustedes aumentaran los salarios. Todo lo contrario, en muchos casos han sido reducidos, recortando horas extras o directamente dejando de pagar, de manera tan arbitraria como ilegal, premios, comisiones o vales de comida que gran parte de los trabajadores cobraban desde hacía años. La contratación de pasantes, quienes deberían ingresar a la empresa para formarse en la profesión y en cambio son explotados -superando hasta llegar a duplicar la carga horaria que por ley les corresponde- termina por completar el cuadro que, junto con los pagos en negro y la contratación de personal tercerizado, nos remontan a la nefasta flexibilización laboral de los años '90. Todo esto se da en un contexto inflacionario que sólo en los últimos 12 meses redujo nuestro poder adquisitivo nada menos que en un 14,5%. Para una inflación interanual del 41,06%, hemos recibido una compensación de 26,5%. Y por si fuera poco, en tres comodísimas cuotas.

Durante casi una década de constante crecimiento económico, los trabajadores de Publiexpress no hemos sido partícipes en modo alguno de las ganancias extraordinarias; apenas conservamos el empleo y tuvimos que dar pelea cada año para conseguir al menos no perder ante la inflación. Algo que no siempre ocurrió. Hoy, cuando la economía del país lleva poco más de un año de estancamiento, pretenden convertirnos en socios de sus supuestas pérdidas mediante ajustes salariales y la reducción de personal. Todo para seguir sosteniendo la tasa de utilidades, a como dé lugar, con la receta que impuso siempre el neoliberalismo: el ajuste. Sabemos, por amarga experiencia histórica, qué platos terminan cocinando esas recetas para los trabajadores. Cuando el ímpetu esencial para salir de los malos momentos debe ser el de crear, ustedes se repliegan. Para conservar indefectiblemente hay que multiplicarse, expandirse. Retroceder es caer en el abismo. También lo es la mera conservación. Todos sabemos de lo que estamos hablando. Es por eso que los trabajadores vemos con preocupación que se quiera conservar y no crecer. Porque a la reducción de personal, a la explotación y a los contratos irregulares, hay que sumarle las difíciles condiciones en las que a diario desarrollamos nuestra tarea: programas de computación vetustos, sillas rotas, goteras sobre nuestras cabezas. La falta de inversión se combina con la total ausencia de motivación del personal, de promociones y de capacitación, maniatando así la creatividad, encorsetando el crecimiento, sofocando cualquier espíritu innovador.

Se parece, qué duda cabe, a una política de desguace. Y en esa política vemos peligrar no sólo nuestra fuente de trabajo, también la empresa que muchos de nosotros contribuimos a construir con casi dos décadas de trabajo. Por último, el amedrentamiento y la persecución de la participación en la vida gremial de los trabajadores llevada adelante bajo el lema del "no te metás" -un chantaje que se completa prometiendo prebendas que, como siempre ocurre en estos casos, jamás se cumplen- terminan de crear un clima de malestar que, día tras día, se va haciendo más difícil de tolerar. Si esta situación persiste, si no se apela al diálogo constructivo, si no se escucha el reclamo persistente que lleva años, el conflicto será inevitable. Esta declaración no constituye una amenaza sino que creemos, luego de un análisis riguroso de los hechos antes mencionados, será el decurso natural de la situación que atravesamos. Está en ustedes y nosotros retomar el diálogo y llegar a un acuerdo que nos permita trabajar en armonía. Tenemos la esperanza de que eso ocurra, pero también la firme convicción de que la causa por la que peleamos es una causa justa y esa pelea un derecho esencial que nos constituye como trabajadores.

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