El paro nos encuentra a los trabajadores de prensa en los
inicios de la paritaria de medios escritos y orales, en un contexto
especialmente complejo: despidos en el diario Perfil y el intento del Grupo
Olmos de barrer con la organización sindical en los diarios Crónica y BAE. Alejandro
y Raúl Olmos tienen estrechos vínculos con Caló: son los gerenciadores de la
obra social de la Unión Obrera Metalúrgica. Todo el gremio de prensa debe
frenar el atropello de estos patrones que utilizan patotas para amedrentar
laburantes, una metodología que ya mostraron en 2005 en Crónica y que fue
resistida por los trabajadores.
La medida de fuerza se da en un contexto general alarmante
debido a la situación que atraviesan dos terceras partes de la clase
trabajadora, que va desde la precarización hasta el desconocimiento total
de los derechos laborales. Además, en los últimos meses la inflación se vio
potenciada por una brusca devaluación que afectó los salarios de todos,
formales e informales. Las subas de combustibles, boletos de transporte y
tarifas de servicios, muy superiores a la recomposición salarial que pretenden
imponer el Gobierno y las burocracias sindicales que le son más afines, auguran
nuevos golpes al poder adquisitivo de los sueldos en lo que resta de 2014. El
gremio de prensa no es ajeno a esa realidad.
En ese plano se abre un escenario en el que los trabajadores debemos imponer nuestras reivindicaciones a través de la lucha. Pero como lo venimos demostrando en la calle desde hace años, tenemos el desafío de hacerlo en forma independiente de cualquier burocracia. Encolumnarse detrás de dirigentes como Hugo Moyano o de un empresario como Luis Barrionuevo, que tienen las mismas prácticas que los Olmos y sólo buscan poner en pie un proyecto político que no estará precisamente al servicio de los trabajadores, diluye cualquier demanda legítima.
En ese plano se abre un escenario en el que los trabajadores debemos imponer nuestras reivindicaciones a través de la lucha. Pero como lo venimos demostrando en la calle desde hace años, tenemos el desafío de hacerlo en forma independiente de cualquier burocracia. Encolumnarse detrás de dirigentes como Hugo Moyano o de un empresario como Luis Barrionuevo, que tienen las mismas prácticas que los Olmos y sólo buscan poner en pie un proyecto político que no estará precisamente al servicio de los trabajadores, diluye cualquier demanda legítima.
En ese sentido, hay compañeros/as que adhieren a este paro y
otros que no. Así es la conformación del CTP desde sus inicios. Alentamos, de
todos modos, que esta discusión sobre el paro del 10 de abril se lleve adelante
en cada asamblea de cada redacción porque creemos que es la única forma en que
los trabajadores lograremos desbordar a la burocracia y obligarla a tomar en
cuenta los reclamos de las mayorías.
No queremos dejar de mencionar, de todos modos, que la UTPBA
no convoca a la huelga, como tampoco convocó al cese de actividades del último
viernes que resolvió el Plenario Autoconvocado de Delegados de Prensa Escrita,
Radial y Televisiva, dato que nos recuerda una vez más por qué es
imprescindible recuperar nuestro sindicato.
Ahora más que nunca debemos redoblar los esfuerzos por
resistir la persecución gremial en Crónica y BAE, luchar contra los despidos en
Perfil y por el pliego de reivindicaciones votado en cada asamblea para esta
paritaria, y solidarizarnos con todos nuestros compañeros de clase, sin
olvidarnos de que uno de nuestros principios es generar un periodismo al
servicio del pueblo.
COLECTIVO DE TRABAJADORES DE PRENSA
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