Las
patronales promocionan los cambios como un paso inexorable, producto de la
irrupción de nuevas tecnologías, y hasta deslizan que no llevarlos adelante
implicaría un riesgo para la propia supervivencia de las empresas. Pero pese a
que las redes sociales y los avances de la conectividad dispararon
efectivamente una mutación acelerada en los hábitos y la circulación de la
información en el último lustro en Argentina y el mundo, el nuevo paradigma no
tiene por qué incluir regímenes de trabajo más explotadores, destrucción de
puestos de trabajo, polifuncionalidad forzosa ni cercenamiento de los derechos
adquiridos por los trabajadores de prensa. Ésa es la agenda para el año
entrante del puñado de empresas que todavía manejan la comunicación. Con un
sindicato ausente y absolutamente alejado de nuestra realidad cotidiana, los
dueños de los medios creen que podrán imponerlas fácilmente. La única forma de
impedirlo es con unidad, participación y defensa colectiva de nuestras
conquistas.
Daniel Hadad (Infobae) |
En los
últimos meses, Daniel Hadad lanzó su "Infobae TV" sin vestuaristas,
maquilladores ni iluminadores, apoyado en la "polifuncionalidad" de
los periodistas que antes trabajaban exclusivamente para la web. Radio Del
Plata empezó a transmitir sus programas de radio a través de 360TV, en abierta
violación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y con la intención
de que sus cronistas hagan el doble de trabajo a cambio de un adicional
insignificante. Clarín y La Nación incrementaron los espacios de sus
respectivas "web TV", con contenidos propios o tercerizados pero sin
generar nuevos puestos de trabajo ni jerarquizar a los empleados que asumen
nuevas tareas. Asesorado por una consultora colombiana especialista en
flexibilizar recursos humanos, el grupo Olmos se apresta a integrar las
redacciones de los diarios Crónica y BAE en una "plataforma conjunta"
para la cual todos los periodistas del grupo generarán contenidos, sin saber
siquiera en qué sección o en qué medio serán publicados. Un movimiento casi
calcado del que anunció Kirschbaum a los empleados de Clarín, Muy, Olé y
clarin.com.
Ricardo Roa (Clarín) |
La
resistencia de ARGRA frenó el intento de varias radios líderes de hacer que sus
movileros tomen fotografías con sus celulares mientras cubren una nota con su
grabador en la otra mano, pero la intención patronal es lograrlo apenas bajemos
la guardia. La contracara de esa “modernización” es bien concreta y para nada
virtual: el despido de 21 fotógrafos, editores de imagen y retocadores por
parte de la editorial Perfil, el lento desangrado del diario BAE con más de 10
retiros voluntarios sin reemplazo en el último año, lo que dejó la redacción sin un tercio de los periodistas que la integraban, o la dramática pérdida de
firmas de la edición impresa de Clarín durante la segunda mitad de 2013 son
sólo tres botones de muestra. En todos los casos, el avance es contra los trabajadores
y también contra los lectores, oyentes o televidentes, que verán restringido su
acceso a información fiable por culpa de empresas a las que no les importa el
deterioro de sus productos ni la pérdida de rigurosidad.
Darío Gallo |
No es
casual que los impulsores y ejecutores de la “convergencia” en los medios más
grandes sean a la vez reconocidos enemigos de los derechos de los trabajadores
de prensa como Darío Gallo, veterano rompehuelgas de Perfil, o Ricardo Roa,
orgulloso creador del "modelo Olé" de diario barato con ejércitos de
pasantes y contratados. El propio Roa le avisó a la Comisión Interna de Clarín
que no se detendría en nimiedades como el respeto a la ley y a las convenciones
colectivas a la hora de llevar adelante la mayor transformación del grupo editorial
en sus casi 70 años de vida: “Las referencias legales y estatutarias no existen
para estos casos”, les dijo textualmente a los compañeros.
Del
mismo modo que creemos que sin libertad sindical en los medios de comunicación
no hay libertad de expresión posible, quienes integramos el Colectivo de
Trabajadores de Prensa estamos convencidos de que no habrá información de
calidad para la población mientras las patronales sólo aprovechen las nuevas
tecnologías para profundizar la precarización laboral de sus empleados. No
somos vagos ni enemigos del progreso. No pretendemos frenar ningún avance, sino
defender las condiciones laborales de todos nuestros compañeros y reivindicar
el ejercicio de un oficio tan vilipendiado como el de los periodistas.
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