Se votará solamente en Perón 1173, la sede la de obra social. No habrá una sola empresa periodística con una urna. No hace falta. Los trabajadores de prensa no votan.
Seis veces se reprogramó la elección, un récord nacional en materia de procesos electorales sindicales. La Justicia dilató durante dos años la realización de los comicios y sugirió al Ministerio de Trabajo una actuación en el conflicto que nunca llegó.
Es el oscuro desenlace de una experiencia sindical que nació en 1986 y que en el primer día de su existencia tuvo que enfrentar el cierre del viejo Tiempo Argentino. En aquel momento la UTPBA luchó. Pero en pocos años sus mejores dirigentes, activistas y abogados se alejaron de la organización, según los tiempos que a cada uno le tocó procesar una traición que no tardó en volverse intolerable para las bases. Se arriaron todas las banderas.
Hoy quedan cuatro o cinco “dirigentes” que se preservan a sí mismos. Un discurso progresista fronteras afuera y una ausencia persistente en cada conflicto real en las redacciones.
El daño que produjo esa conducción es enorme. Las salvajes patronales de prensa aprovecharon la capitulación sindical para avanzar -de facto- sobre nuestros Estatutos y Convenios. Para ajustar, flexibilizar y despedir. Esa situación no se ha revertido.
Como siempre en la historia, la deserción de los dirigentes provoca la reacción de las bases. Hoy los trabajadores de prensa están en otro lado. Luchando con sus comisiones internas, soñando y construyendo un sindicato de actividad, enhebrando acuerdos en la diferencia, intentando reconstruir en semanas lo que la conducción de UTPBA destruyó durante décadas.
El Plenario de Delegados, consecuentemente, hizo un llamado a no votar. Porque no hay nada más lejano a la democracia que este montaje electoral. Nada más lejano a una construcción colectiva que estos comicios que no se publicitaron en ningún lado.
De la UTPBA nos queda aquel espíritu primario. Aquel que buscó unificar los sindicatos preexistentes para encarar una experiencia nueva. Y el ejemplo de muchos militantes y activistas que supieron defenderla. Que resistieron su debacle. Esas luchas no se mancharon. Están en nuestra memoria colectiva.
El Colectivo de Trabajadores de Prensa (CTP) nació en 2007. Su emergencia no hubiera sido posible sin la descomposición de la UTPBA. No hubiera sido necesaria. El tiempo histórico nos puso en el lugar de trabajar para demostrar en las calles y en la Justicia el oscuro final de una “dirigencia” escondida detrás del fraude electoral. Que para revalidar sus cargos hace una elección con “lista única”, por las dudas que no alcance el calor ministerial para eludir alguna impugnación administrativa.
Para la UTPBA es el final del recorrido.
Para los trabajadores de prensa es una nueva etapa de la lucha por la organización, la defensa del trabajo y el salario. Simplemente.
Colectivo de Trabajadores de Prensa
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