Entre los periodistas sobrevolaba la idea de que se trataba de un oficio de "artistas" o "intelectuales", trabajadores "de cuello blanco" que debían mantenerse ajenos a la sindicalización, al que concebían como un proceso exclusivo de los trabajadores "de cuello azul" (obreros), hijos de la Revolución Industrial. Se trataba, acaso de una forma mal decantada de aquel debate que habían sostenido -ochenta años antes- José Hernández y Domingo Sarmiento entre el periodismo de los ideales y el periodismo asalariado que, interpela, en todo caso, en mejor medida al oficio del prensente.
En aquel contexto, sin embargo, un colectivo de vanguardia llevaba años bregando por la agremiación de los trabajadores de prensa. La lograron gracias a la gestión de Juan Domingo Perón, entonces Secretario de Trabajo y Previsión. Lejos estaba aquel grupo de activistas de las posiciones de Perón. Pero la distancia ideológica no impidió que Perón empujara la sanción del Estatuto.
Tampoco los empleados administrativos se sentían amparados bajo el concepto de "trabajadores de prensa". Estaban encuadrados en el Código de Comercio y, dentro de las empresas, se sentían en cualquier caso más cercanos a la tradición de los obreros gráficos, entonces poderosos en un universo periodístico donde mandaba el papel.
La sucesión de luchas de los propios trabajadores y también la misma política integradora de Perón construyeron en pocos años el imaginario colectivo del "trabajador de prensa" en el que ahora abrevamos. Desde entonces, leyes, convenios colectivos y reglamentaciones los unificaron. No podía ser diferente si disputaban por igual el salario y las condiciones de trabajo ante los mismos patrones.
Hoy algunas organizaciones sindicales y voceros patronales alimentan todavía esa anacrónica separación.
Estas historias y luchas son parte de la riqueza de tradiciones que reivindica el Colectivo de Trabajadores de Prensa que, en honor a ese mismo linaje, ofrece su vocación militante por un periodismo popular que sólo es posible si, al mismo tiempo, se construyen formas de organización sindical amplias, reconociendo al trabajador de prensa allí donde sea que esté. Con un único plano de lucha y reivindicación para los trabajadores de medios comerciales, públicos y populares.
30 mil compañeras y compañeros desparecidos, 117 trabajadores de prensa asesinados por la dictadura, y todos los luchadores populares caídos, ¡presentes! Ahora y siempre.
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