Días atrás, el Secretario de Seguridad, Sergio Berni, planteó la necesidad de deportar extranjeros delincuentes, guiño del funcionario nacional a un sector social que encuentra un enemigo en el otro, en el diferente, y cree que la "mano dura" es la solución al miedo que los medios de comunicación pretenden instalar constantemente. Berni, que ya mostró dónde se para al actuar como si fuera jefe de seguridad de la multinacional Lear –cuestión que los trabajadores despedidos y la comisión interna de la autopartista denunciaron oportunamente--, fomenta con sus declaraciones el racismo y la xenofobia.
Por eso no fue extraño ver al “supersecretario” hacer campaña electoral el sábado pasado en el brutal desalojo de los vecinos que habitaban el barrio Papa Francisco, lindero a la Villa 20 de Lugano, quienes vivenciaron la violencia coordinada por la Gendarmería, la Policía Federal y la Metropolitana. Berni justificó el ataque contra los vecinos argumentando que “este asentamiento se cobró tres vidas”. En lugar de detener a los culpables del asesinato de la joven Melina López, Berni utilizó el crimen para atacar y estigmatizar a todos los habitantes del barrio.
El discurso y accionar de Berni está en sintonía con el esgrimido por Mauricio Macri, quien desde que asumió su función como jefe de Gobierno porteño no hizo nada por solucionar una crisis habitacional que ya le estalló en las manos y que empujó a los vecinos de las villas de Buenos Aires a instalar una carpa en el Obelisco durante cincuenta y cuatro días para exigir la inmediata urbanización de sus barrios.
Foto: radiosur.org.ar |
Frente a una situación habitacional que ya es dramática y afecta a miles de porteños, la respuesta del Gobierno nacional y de la Ciudad fue enviar a sus policías y topadoras. El resultado: cientos de familias quedaron en la calle y delegados y referentes sociales fueron detenidos. El operativo policial también se ensañó con aquellos legisladores que fueron a poner el cuerpo en solidaridad con los habitantes del barrio Papa Francisco. Pablo Ferreyra fue herido con perdigones de goma mientras que José Campagnolli y Horacio Pietragalla fueron golpeados. Los trabajadores que integramos el CTP repudiamos el accionar represivo como única respuesta a los problemas de vivienda del pueblo trabajador.
Los canales de televisión que se acercaron al lugar negaron sus micrófonos a las personas agredidas y desalojadas, a los diputados y a los delegados del barrio, decisión que contrastó con la "cadena nacional" que protagonizaron Berni y la vicejefa de la Ciudad, María Eugenia Vidal. Hasta un grupo de vecinos que se manifestó a favor del desalojo tuvo oportunidad de expresarse frente a las cámaras. En resumen, se trató de un dispositivo mediático que invisibilizó a los vecinos desalojados y fue acompañado por la Gendarmería, que impidió el ingreso a los periodistas que intentaron ingresar al barrio a hacer su trabajo.
Quienes militamos en el CTP consideramos que, como trabajador@s de prensa, tenemos una responsabilidad especial: hay que dar batalla para que los medios en los que trabajamos no tergiversen los hechos que cubren y se abran espacios para que las voces silenciadas puedan expresarse. ¡Compañeros, compañeras, debemos dar esa discusión! Los trabajador@s de prensa organizados volvemos a expresar que es necesario articular cada vez más con los medios alternativos y comunitarios, con organizaciones sociales y trabajador@s de todas las actividades para poner al periodismo al servicio del pueblo.
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